Hoy en día casi todo el mundo tiene alguna deuda, ya sea a través de una hipoteca, de la tarjeta de crédito, de un préstamo personal, etc. Estas deudas tienen fecha de caducidad, es decir, pasado un tiempo las obligaciones de plazo pueden prescribir y desaparecer. La mayoría de los plazos de prescripción están regulados por ley y oscilan entre tres y 15 años, dependiendo del tipo de deuda. A continuación, vamos a ver cuándo prescriben las deudas en España.

Cómo prescribe una deuda

En la práctica nadie nos puede hacer la reclamación de una deuda una vez alcanzada la fecha de prescripción. Hay dos supuestos que deben ocurrir para que una deuda prescriba. Veamos cuándo prescriben las deudas en España:

Si se cumplen ambos supuestos, legalmente la persona no tiene obligación de pagar. No obstante, esto no significa que la deuda no exista, sino que el acreedor ha perdido el derecho de reclamar la deuda. Pero llegar a esta situación es bastante complicado. Sobre todo si el acreedor inicia un proceso de reclamación de pago. En ese momento, se paraliza cualquier proceso de prescripción de la deuda y nos veremos envueltos en graves problemas judiciales.

Cuándo prescribe una deuda en función del tipo

Como hemos mencionado antes existen diferentes plazos de prescripción dependiendo del tipo de deuda ante la que nos encontremos. La Ley 42 del 5 de octubre de 2015 establece que, si una deuda procede de un contrato personal, esta prescribe a los cinco años. Tras este tiempo, el deudor ya no tendrá que afrontar legalmente dicha deuda siempre y cuando el acreedor no haya reclamado la deuda y el deudor no la haya admitido. Veamos cuáles son las deudas más frecuentes:

Hipotecas, Hacienda y Seguridad Social

Tarjetas de crédito, alquileres e impuestos municipales

Multas

Las multas también tienen fecha de caducidad:

Tal y como hemos comentado, todas las deudas pueden prescribir y su plazo varía en función del tipo. No obstante, esperar a que se cumpla el plazo de prescripción no es ni mucho menos la mejor opción. Los problemas legales en los que podemos incurrir son numerosos y puede darse el caso de tener que pagar no solo la deuda sino también los costes del proceso judicial. Por eso es aconsejable poner estos asuntos en empresas como Redclaimer para la gestión de la deudas.