La morosidad interempresarial o morosidad comercial, es decir, el retraso o incumplimiento en los pagos entre empresas por la compraventa de bienes y servicios, es un problema endémico en la economía española y tiene un impacto directo en la liquidez y la viabilidad de las empresas, especialmente las pymes. Veamos la evolución
Analizando las previsiones para 2025 y 2026, y basándonos en los informes y tendencias recientes, es muy probable que la morosidad interempresarial continúe aumentando en España, o al menos se mantenga en niveles elevados. No se espera una mejora significativa en los plazos de pago, y existen varios factores que apuntan a un deterioro o estancamiento de la situación:
Factores que impulsan el aumento de la morosidad interempresarial:
- Contexto de desaceleración económica y aumento de costes: Aunque el crecimiento del PIB español se mantenga en cifras positivas, la desaceleración general y el entorno de costes elevados (energía, materias primas, salarios) ejercen presión sobre los márgenes de las empresas. Cuando los márgenes se estrechan, la gestión de la liquidez se vuelve más compleja, y el retraso en los pagos a proveedores puede convertirse en una válvula de escape.
- Impacto en la liquidez: El 52% de las empresas españolas sufren el impacto negativo de la morosidad en su cuenta de resultados. La falta de liquidez es la razón más citada para explicar la morosidad empresarial.
- Riesgo de cierre: Un alarmante 8,1% de las empresas afirma correr el riesgo de cerrar por el impacto de los impagos.
- Concentración en sectores vulnerables: La morosidad interempresarial está especialmente concentrada en sectores como:
- Agroalimentación: Afectado por la inflación de costes y las presiones en la cadena de valor.
- Construcción: Un sector con una estructura de subcontratación que históricamente ha generado problemas de pago, y que se enfrenta a la subida de costes de materiales y mano de obra.
- Transporte: Presionado por los precios de los combustibles y las regulaciones. La morosidad en el transporte repuntó hasta los 63 días de media en marzo de 2025.
- Equipamiento del hogar: Sensible al poder adquisitivo de los consumidores y a la inflación.
- Servicios y reformas: Un estudio reciente para 2025 destaca que este tipo de empresas también enfrentan desafíos significativos en la gestión de la morosidad.
- Ineficacia de la legislación actual y falta de régimen sancionador: A pesar de la existencia de la Ley 15/2010 (Ley de Lucha contra la Morosidad en las Operaciones Comerciales), que establece plazos máximos de pago de 30 y 60 días para el sector público y privado respectivamente, su incumplimiento es generalizado.
- Plazos de pago reales: La Plataforma Multisectorial contra la Morosidad (PMcM) estima que el plazo medio de pago del sector privado en 2024 fue de 64 días, y el del sector público 67 días. Estos datos, aunque con una ligera mejora respecto a 2023, siguen estando muy por encima de los plazos legales.
- Grandes empresas: Solo un 26% de las grandes empresas pagan dentro del plazo legal, siendo las que más tardan en pagar (56% de los casos).
- Subcontratistas: Los subcontratistas cobran de los contratistas principales a 88 días de media, lo que muestra una cadena de impagos que afecta más a los eslabones más débiles.
- Falta de sanciones: La principal debilidad de la legislación actual es la falta de un régimen sancionador efectivo que disuada el incumplimiento. El 94% de los encuestados por la PMcM considera necesaria la implantación de un régimen sancionador. Aunque la UE está avanzando en un reglamento que prevé sanciones, su aplicación y efectividad en España es una incógnita para los próximos dos años.
- Impacto en las pymes: Las pequeñas y medianas empresas son las principales víctimas de la morosidad interempresarial. Su menor capacidad financiera y su dependencia de los flujos de caja las hace extremadamente vulnerables a los retrasos en los pagos. Esto puede llevar a la necesidad de financiación externa (aumentando costes financieros), a frenar la expansión comercial y a limitar nuevas inversiones.
Perspectivas para 2025-2026:
- Estancamiento o ligero incremento: Lo más probable es que la morosidad interempresarial se mantenga en niveles similares a los actuales o experimente un ligero aumento, especialmente si la desaceleración económica es más pronunciada de lo esperado o si los costes empresariales no se moderan.
- Dependencia de medidas políticas: Una mejora significativa dependerá en gran medida de la implementación de un régimen sancionador efectivo que penalice los retrasos en los pagos. La creación del Observatorio Estatal de la Morosidad Privada en 2024 es un paso, pero su impacto real en la reducción de los plazos de pago aún está por verse.
- Gestión del riesgo: Las empresas, especialmente las que operan en los sectores más afectados, deberán reforzar sus estrategias de gestión del crédito comercial y la monitorización de sus clientes para minimizar el riesgo de impagos.
En resumen, la morosidad interempresarial en España es un problema estructural que no se prevé que mejore sustancialmente en 2025 y 2026, y podría incluso empeorar en algunos segmentos. La presión económica sobre las empresas y la falta de mecanismos coercitivos eficaces para el cumplimiento de los plazos de pago son los principales lastres.
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